Friday, March 14, 2008

Capítulo XIII

Andrés:

Subimos de nuevo al cuarto de la güera. Yo estaba esperanzado de que todo eso fuera a terminar pero ella estaba un tanto pensativa. Al estar frente a la cama nuestras miradas se cruzaron.

— Este… Yo duermo bien en el suelo.—Le dije.

— Pues yo no creo que este mal así como…

— De veras estaré a gusto así.

La güera tomo uno de dos juegos de pijamas que supongo la sirvienta habría traído. Yo duermo más a gusto en cueros pero no quise despreciar la atención. Así ella entró a cambiarse al baño y pues yo lo hice ahí mismo.

— Andrés ¿Cómo te llevas con tus papás?

— Pues bien.

— Dices que te pegaban de niño.

— Pues sí pero también lo merecía.

— Sabes a mi nunca me tocaron pero no les tengo cariño.

— Pues yo sí los quiero.

— ¿Los ves mucho?

— Claro que sí, cómo que vivo con ellos.

— ¿Cómo, que no te has independizado?

— Bueno pues yo traigo el sustento a la casa y los mantengo de paso a ellos.

— ¿Y qué pasará cuando te cases?

— Pues me llevaré a mi vieja… este… a mi mujer a vivir con mis papás.

— ¿Y si ella no quisiera vivir con ellos, si quiere casa nada más para ustedes dos y sus hijos?

— Caray no había pensado en eso.

— Yo por ejemplo pienso que uno se independiza de los padres y hace su vida en otra parte.

— Mmmm. ¿Quieres decir que tú piensas formar un hogar fuera del de tus padres?

— Es que yo no pienso formar un hogar, eso no es para mí.

— ¿Cómo no te vas a casar?

— No. Ni casarme ni… bueno sí he pensado a veces tener una hija por inseminación pero eso sería una gran decisión.

— ¿O sea adoptarías una niña?

— No. Compraría esperma para fertilizarme a mí misma.

— ¿A poco se puede eso?

— Sí, muchas mujeres lo hacen.

— ¡Ah caray! Pues tú no tendrías necesidad de hacer eso.

— ¡Ay mira nada más! ¡No me vayas a salir con que te acomides a hacerme el favorcito porque te pongo un ojo morado!

— ¡No! Yo digo que pues mejor sería que hicieras las cosas como Dios manda, eres guapa y no faltará un hombre que además de darte un hijo te quiera. ¿Pues a poco no te sientes sola?

La güera guardo silencio por un rato, yo hasta pensé que ya no hablaría; sin embargo siempre sí dijo:

— Bueno ese no es el punto. Si yo decido tener una hija será para depositar en ella mi legado. Por eso nada más no como meta en la vida, mis metas serían otras por las que lucharía.

— ¿Mientras a tu hija quien la cuidaría?

— Pues su nana, así crecí yo.

— Pero tú ya no quieres estar con tu familia, así tú hija algún día se irá de tu lado y entonces te dejará sola.Silencio nuevamente hasta que.

— Buenas noches Andrés.

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