Friday, January 16, 2009

Documentales

Dijo una vez Tennessee Williams que todo escritor debe tener siempre en mente las cosas que más ama, si me permiten interpretar “ama” como “disfruta” pero en un sentido más trascendente que digamos el disfrute de la comida incluso vamos hasta el disfrute de la música; aquí me refiero a un disfrute que tiene que ver más con la captación de ideas que generan otras que dan como resultado historias.

Ya comenté aquí mi gusto por el anime de antaño, los cómics de antaño (caray ya sueno viejo), el cine, los grandes autores, los mitos y los cuentos de hadas (che es tocho de antaño oh che me callo mi chentadura) pero siento que he omitido una preferencia que a últimas fechas ha agarrado fuerza en mí (y no es de antaño, aunque muchas veces los temas si son muy viejos) me refiero a los documentales, pero no a los que hablan de animales, aunque uno que otro sí me ha impresionado, sino a los que hablan de tecnología y de arte, pero muy especialmente a los que en arqueología ven lo que hay detrás de tal o cual mito.



Así que nuevamente los mitos, tal parece que el análisis de estos es tan embriagante como relatarlos alrededor del fuego. El gozo de estos documentales es tan grande que hasta les perdono los intentos que hacen por querer interpretar algunas leyendas como si hubieran sido hechos históricos, como la caída de los muros de Jericó que según la Biblia fue por el sonido de unas trompetas y que se trató de reproducir con los más adelantados aparatos sónicos sin que pudiera hacer la menor mella en unas barditas.

Por otro lado es increíble saber que hay muchas ciudades bajo el agua lo que la mayoría de la gente ignora ¿Por qué entonces les fascina tanto la mítica Atlántida? Así como enterarnos de que Egipto tiene más maravillas que sus conocidas pirámides.



Ahora que bien a pesar de gustar de estos filmes no me he habituado todavía a buscarlos en DVD, creo que recordando la frase de don Tennessee voy a empezar a hacerlo.