Saturday, March 08, 2008

Capitulo VIII

Daniela:

No se cuanto tiempo estuvimos así. En un momento dado volteé y lo vi. El giró también al sentir el movimiento. Quise pararme pero no calculé lo cortas que estaban mis extremidades y terminé dando una marometa.

Él solo se recostó en el pasto y se me quedo viendo. Tenía yo que decir algo y no saber como empezar me hizo actuar compulsivamente. Metí la mano en el bolsillo del saco y extraje mi cajetilla de cigarros, el encendedor estaba dentro de la misma y prendí uno, el humo me irritó la garganta como si nunca antes hubiera fumado.

— ¡Cof cof!—Tosí y mejor lo apagué, luego por fin hablé. – N No sé lo que nos ocurrió, solo sé pues que estamos juntos en esto; sí como dos refugiados en una catástrofe. Lo que quiero decir es que pues tenemos que ayudarnos y para ello creo que lo mejor es conocernos. Bien, mi nombre es Daniela Donovan.

— Mucho gusto, yo soy Andrés Medina para servir a Dios y a usted.

— Mucho gusto Andrés, puedes hablarme de tú.

— Está bien Daniela.

— Pues verás ya te dije que mis papás son ricos, ellos pueden pagar los mejores médicos para que busquen como curarnos de esto.

— Entonces hable… Qué diga háblales por el celular.

— No es tan fácil, una cosa como ésta hay que explicarla en persona, y luego puede que no me crean que soy yo. Así que mejor vamos a su casa y en el camino pienso que decirles.

— Vamos pues, solo que no creo que en este camino pueda jalar mi taxi.

— Entonces hay que salir de aquí escalando y luego vemos como vamos a casa de mis padres.

— ¿Entonces aquí dejo mi taxi?

— Me temo que sí.

No quise prometerle que le compraría un taxi cuando nos curáramos por no ofenderlo de nuevo. Aunque quien sabe, estaba tan confundido y agobiado que quizá habría aceptado, después de todo consintió lo de la ayuda de mis padres aunque viéndolo bien ¿Qué le quedaba?

Recuperé mi bolso y escalamos hacía la carretera. Tuve que quitarme los zapatos pues no podía caminar con ellos y menos trepar. Los guarde en los bolsillos del saco.

— No está bien esto de volver a ser niña. ¿Qué hay de mi trabajo y mis proyectos?

— Y yo tengo que buscar novia.

— Vaya parece que las hormonas te circulan bien a pesar de ser ahora un niño.

— Si no es por ahí la cosa, yo quiero formar una familia y por eso decía lo de la novia ya que por algo se empieza; solo que así como estoy ¿Pues cómo?

— ¡Ay! ¡Ay!—Me vino entonces uno de esos mareos que no sentía desde niña. – ¡Hojas, necesito hojas!

Andrés me agarró y me sostuvo con un brazo mientras que con el otro escalaba. Al parecer al recobrar mi antiguo cuerpo también reanudé ese malestar que creí superado. Tuve miedo que todas mis otras enfermedades volvieran a afectarme.

Llegamos a la carretera. Yo vomité y ya repuesta caminamos. Con el mareo ni cuenta me di cuando se me cayeron los zapatos y ahora los echaba de menos con lo caliente que estaba el asfalto.

Andrés se quitó los suyos y me los ofreció pero se me salían a cada rato; luego me brindó sus calcetines y estos sí me sirvieron. Para entonces la gente desde sus vehículos volteaban a vernos, es que dos niños con ropas que apenas les quedan terminan siempre por llamar la atención. Por eso en cuanto vimos un mercado fuimos y compramos ropa a nuestra medida.

— ¡Mira esto! Un vestido con delantal, mi mamá nunca me quiso comprar uno porque dijo que parecía uniforme de sirvienta. Voy a llevarme dos.

Ya cambiados de ropa buscamos donde comer porque sí que teníamos hambre. Como soy vegetariana fue un alivio encontrar un restaurante de comida china. La mesera nos dio la carta y pedimos.

— Buenas “taldes” ¿Qué desean “pedil” los jóvenes?

— Un Chop Suey de Soya por favor.

— Unos chilaquiles en salsa verde.

— Andrés aquí solo sirven comida china.

— No “señolita”—Aclaró la mesera –Aquí “selvimos” de todo ¿Qué gustan “tomal”?

— Pues yo un agua mineral.

— Y yo una cerveza bien fría.

Esta vez sí se extraño la mesera.

— No le haga caso, tráigale un refresco de cola.

Nos sirvieron los platillos y Andrés al probar el suyo se agitó.

— ¡Hay canijo chile está re picoso! ¡Jamás había probado algo así y soy bueno para el picante!

— Mmm. Es como mi reacción con el cigarro. —Alguien volteó y mejor hablé más bajo –Parece que estos cuerpos que tenemos reaccionan como si fueran nuevos, como si no hubieran todavía asimilado agentes agresivos como el tabaco o el picante.

Con todo y que sufrió con la comida se la acabó. Luego tomo una servilleta y mostrando destreza en origami hizo una linda flor que me colocó en el cabello. Yo pidiendo permiso para usar un juego de té que estaba en exhibición realice toda una ceremonia y hasta rece unos cánticos que me sabía de memoria pues los tenía enmarcados en el departamento.

Andrés quiso imitarme. — No, cada quien le reza a su creencia y en su modo; así que tú hazlo a Jesús o a La virgen en católico mientras yo lo hago a Buda.

— Está bien, Santa María madre de Dios…

— “Señolita”—Intervino la mesera –La felicito “pol” cuanto sabe “pelo” la “celemonia” que ha hecho con tazas chinas es japonesa y tampoco es budista sino sintoísta.

— Este ji, ya lo sabía solo estamos jugando.

Salimos del restaurante y Andrés estaba callado. Ya habíamos quedado que tomaríamos un micro para ir al sur de la ciudad pues no podíamos confiar en taxistas con nuestra apariencia infantil. El autobús estaba lleno por lo que nos fuimos parados.

— Esto se mueve mucho y los tubos no son suficientes para detenernos. En una de esas nos va a aplastar la gente. Debería el chofer cerrar la puerta porque igual nos salimos.

— ¡Pues siento que no estés en tu limosina!—Dijo muy enojado Andrés.

— ¿Y ahora que mosco te pico?

— ¡Es que ya me empieza a caer gordo que presumas tanto!

— ¿A qué te refieres?

— ¡Como tu ceremonia del té, sabías que no era china pero para que todos sepan lo sabihonda que eres la haces de todos modos!

— ¡Pues tú origami…!

— ¿Mi qué?

— ¡La flor que hiciste con el papel, eso tampoco es chino, también es japonés así que tú empezaste con las presunciones descontextualizadas!

— ¡Pero yo no sabía que el “minimagui” no fuera chino! ¡Tú en cambio sí sabías lo del té y todavía lo hiciste! ¡Tú estás como el mago ese que lo metían encadenado a una pecerota atiborrada de agua…!

— Houdini.

— Salud. ¡Te decía que ya pareces el mago ese que se salía del agua antes de que recorrieran las cortinas para darse un remojón antes de aparecer frente al público para que se creyera que pudo salir hasta el último segundo y fuese más emocionante! ¡O sea algo ya de por sí meritorio lo hacía más grande! ¡Así tú que eres lista nadie lo niega pero tienes que inventar que sabes hasta cosas de China nada más para que parezca que tu inteligencia no tiene límites!

— ¡Ya es mucha alharaca por una ceremonia del té! ¡Agradece que te di un poco de cultura!

— ¡Pues yo no tendré cultura pero fui mejor educado que tú! ¡Sí aunque te rías! ¡Sí, tú tuviste maestros que te enseñaron hasta cuando fue el hombre a la Luna pero nadie te dio clases de humildad porque esas te las da la vida con cada descalabro! ¡Tú no has sufrido realmente! ¿Qué en tu trabajo no te valoran? ¡Es que no sabes lo que es partirse el lomo, que todavía te paguen lo que se les da en gana y que aún así te vean como un limosnero! ¡No señorita Donovan a ti tus papás te dieron todo y todavía presumes de que lo que tienes lo has conseguido tú misma! ¡Si tú no eres más que una niña malcriada!

— ¡Tenía que ser! ¡Como se te acabaron los argumentos ahora empiezas con eufemismos!

— ¡Ningunos “feminismos” son puras verdades!

— ¡Pues ahora es mi turno de decir verdades! ¡La “neta” como dicen ustedes! ¡Andrés Medina! ¡Esa humildad de la que tanto te precias y que a mí me niegas no es más que un vano artificio de compensación para tu baja autoestima! ¡Eso en realidad es ser pasivo ante la adversidad favoreciendo el menosprecio a uno, incluso el de uno hacía sí mismo! ¡Así que yo te agradezco que me excluyas de ser parte de eso! ¡Para que te lo sepas la verdadera humildad es reconocer tus limitaciones pero no para quedarte con éstas sino para superarlas!

— ¡Mira nada más, pues sí que sabes hartas cosas! ¡Pero a ver dime! ¿De que te sirve conocer todo eso si no lo aplicas? ¡Solo te adornas! ¡Dices que sigues las enseñanzas del Sacamonos de que para no sufrir no debes desear y sin embargo tienes tus vicios como el cigarro! ¡Ah pero que es porque eres “compositiva” y quieres ser “reproductiva” pues entonces cásate y cría chamacos entonces sí serás bien “requeterreproductiva”! ¡Y pues tú solita te haces tonta porque como te digo sabes esto y lo otro pero no lo sigues! ¡Yo por lo menos no sé nada de esas cosas!

— ¡Brillante excusa!

— ¡Pues sí y así soy feliz!Guardamos silencio y vimos que algunas personas nos habían estado observando, en cuanto notaron que ya no decíamos nada voltearon a otro lado o se bajaron apuradas quizá porque ya se habían pasado de su lugar de descenso.

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