Monday, February 28, 2011

Claro que me gusta la fantasía.



No porque no acepte lo sobrenatural significa que no me agrade ver cosas así en la ficción, ovnis por ejemplo; por lo que mi mente no entra en polémicas cuando veo una película, un libro o un cómic donde estos platillos aparezcan y sólo me dejo seducir por la trama. Pues en estos casos lo fantástico se vuelve un ingrediente de lo más valioso, pero sólo como parte de la historia; no como una revelación trascendente y/o un secreto que me vuelva un elegido. Tampoco me parece que sea algo que pueda encontrármelo de pronto en la vida real; salir del cine, alzar la visa y ahí está la nave intergaláctica. Que sería maravilloso, no lo niego, pero por ningún motivo puedo creer que eso suceda.

Tanto me gusta la fantasía que hasta me dedico a ésta, bueno ahora que hago mis intentos en el cine he tenido que prescindir de esos elementos; pero desde los cuentos que escribía en mis cuadernos de la escuela los robots, los extraterrestres, los superhéroes, los hechiceros y los fantasmas han desfilado por esas páginas. Igual fue en mis guiones de cómics y ahora las novelas; recurro tanto a estos seres que no falta quien piense que sí creo en ellos, pero como ya he expuesto no concibo como realidades tales cosas y tampoco hace falta que así sea para escribir acerca de éstas. Basta tener un gusto por imaginarlas y un disfrute al visualizarlas, pero dudo completamente el poder en verdad verlas.

Pedro.

Sunday, February 27, 2011

Soñador y escéptico.

Me preguntó una amiga una vez: “¿Cómo puedes ser soñador y no creer en la magia?”; esto se refería a que estaba describiéndome y mencioné ambos aspectos que pueden parecer contradictorios, es como ser apostador y no creer en la suerte. Pero la verdad es que así soy;me la vivo sumido en deseos que quiero cumplir desde niño, tanto que he hecho mi mundo alrededor de estos objetivos. Anhelo su cumplimiento aunque sea una realidad invisible para los demás pues es un asunto totalmente incomprensible para ellos.

Bien esto puede parecerse a lo mágico, entendiendo como mágico algo ajeno a la percepción de otros, que requiere la fe ciega de uno, esa que hace a un lado la razón, y en vez de ésta requiere la veneración a una deidad o criatura mítica. Pero afortunadamente no es así en mi caso; pues no hay pretensiones de índole esotérico ni espiritual, es decir que lo que quiero no tiene que ver con fuerzas extrañas, si acaso será con habilidades internas relacionadas a la creatividad.


Así pues si me refiero al canto de las musas no es porque crea en tales seres, pues es sólo una alegoría. Ya que en lo que sí creo es en el fruto de mi hemisferio derecho y que este producto no se me otorga por gracia sino por esfuerzo invertido, y es en eso en lo que baso mi fe; esto porque la disciplina en la consecución de mis metas me parece una creencia valida, por lo científica y razonada. Pues es como una flecha bien dirigida a un blanco específico, ya que es algo que comprendo y entiendo; lo que no pasa con ídolos y amuletos que no tienen ningún sentido para mí.

Pedro.