Sunday, November 05, 2006

Un Hogar En Los Confines Del Espacio

CAPITULO ILa nave tiene incrustados unos enormes asteroides, removerlos no será nada fácil;pero nuestros amigos cuentan con cañones sónicos que harán vibrar tales piedras. Son cinco astronautas los que realizan la labor, todos ellos adolescentes.Uno de ellos es Narciso Guzmán “Chicho” jovencito de apenas 13 años, quien aun no sabe manejar bien sus propulsores; Están por sacar una colosal roca. Sorpresivamente el asteroide sale disparado impulsado por gases del interior de la nave, los muchachos reaccionan alejando de la trayectoria de la piedra.Pero Chicho se ha quedado dando volteretas y al parecer no podrá evitar chocar contra la torre de la nave, por un pelito de rana calva logra salvarse; ha vuelto a tomar el Control de sus propulsores y todo parece estar bien. En eso distingue en la pared de la Nave una sombra que no es suya, pues es más grande y feroz.Es un semkar, horrible criatura antropomórfica enfundada en traje espacial Artillado (cosmocomando), Chicho grita con todas sus fuerzas; Tan grande es su espanto que sale de la realidad virtual agitado y lleno de sudor , Chicho esta en la cabina . Se despega una diadema con alambres que tenia sus sienes y voltea a ver sus compañeros que aun continúan sumidos en su trace cibernético. Checa su rendimiento en una pantalla , su efectividad se fue picada desde antes que apareciera el semkar; con ello constata una vez mas que lo suyo no es la exploración espacial. En este tiempo del 2232 parece que no hay otra opción para l os jóvenes que remontarse hacia lejanos mundos, se piensa que es el deber de nuevas generaciones continuar con la expansión que la humanidad ha logrado en el cosmos. Pero Chicho sueña con otra cosa, el desea ser naturalista; desde que llego a este planeta, al que han bautizado como Roig en honor al mirante que lo descubrió Ernesto Roig, ha quedado fascinado con la vegetación y los animales que han sido captados en las fotografías de los robots escudriñadores. Todos los días observa desde una ventana de la base FTZL3000 ROIG, el paisaje de aquel maravilloso planeta; desgraciadamente ha crecido escuchando siempre lo mismo “Colonizar es para los viejos”. No por nada el lema de la comunidad espacial reza así “De los jóvenes es el heroico papel de viajar al infinito”. Hasta el papá de Chicho desaprueba sus anhelos, pues el quiere que su hijo asegure un futuro socialmente aceptado; el buen hombre se dedica ha dar mantenimiento a los robots y vive con el temor de que algún día estos se auto reparen como ya ocurre en La Tierra y en otras colonias espaciales, lo que lo dejaría sin trabajo. Al otro día Chicho emprende con su acostumbrado desanimo, el camino a los cubículos de realidad virtual; ahí encuentra a sus compañeros que extrañamente traen consigo unas mochilas.—¿Para que es ese equipo? — Inquiere nuestro amigo. — ¡Hoy vamos ha entrar a la realidad virtual! — Anuncia fausto vida el líder del grupo— haremos algo mejor saldremos de la base.— ¿Qué dices? — se sorprende Chicho — ¿Pero si esta prohibido salir? ¡Además es peligroso, recuerden a los gruñones! Los gruñones (bautizados así por un improvisado zoólogo) son criaturas de 3 Metros con largos colmillos, cuernos en la cabeza y en la punta de la cola; pese a su grueso y encrespado pelo se les ha clasificado como reptiles.—¡No hay porque preocuparse por los greñones! — Afirma Erika Ortega, una de las 2 jovencitas ahí presentes. – No olviden que toda el área esta cercada eléctricamente.— Aún así esperamos ver uno aunque se desde lejos. – Agrega Antonio Herrera “Toño”.— ¿Porqué no vienes con nosotros? – Sofía Hernández invita a Chicho.— ¡Él no vendrá porque es un cobarde! — Se burla Eusebio López.— ¡No soy ningún cobarde! –Protesta Chicho.La idea de salir y poder ver de cerca de la naturaleza es muy atractiva para nuestro amigo.— ¡Iré con ustedes! – Afirma Chicho. — ¿Pero como saldremos de la base?— Eso ser fácil. – Dice Fausto. — ¿Ves esa tarjeta? Es para subir a la pista de despeje.— ¿Vamos a robar una nave? – Inquiere Chicho sorprendido.Pero lo que los chicos hacen en realidad es subir a la pista situada del techo, y deslizarse por los relieves con forma de trampa de las paredes exteriores de la base.Chicho no puede creerlo, es la primera vez en su vida que ve, siente y huele el pasto. Impresionado por todo lo que captan sus sentidos recorre por unas horas el área, esto en compañía de los demás niños. Pero ellos no tienen el mismo fervor que Chicho hacia la naturaleza y acostumbrados por la realidad virtual fuertes emocionantes no tardan en aburrirse.— Ya quiero ver uno de esos greñones. – Comenta Erika.— Tal vez si nos subimos a esa Torre de vigilancia los podremos ver. – Sugiere Fausto.Las torres son pequeños edificios entre las cercas electrificadas, desde ella se ve tanto el interior de la zona como el exterior; aún no se asignan vigilantes por lo que nunca están ocupadas. Nuestros amigos entran a la torre usando la misma tarjeta con la que salieron de la Base.Ya arriba observaban con unos binoculares, el turno es de Toño quien dirige los prismáticos hacia el monte cercano.— ¡Por todas las supernovas! —Exclama el muchacho!Cada uno de los jovencitos ve por los binoculares y todos ellos reaccionan con asombro. No muy lejos de ahí entre exuberantes plantas, se encuentra una antigua ciudad.— ¿Cómo puede ser posible? —Exclama Chicho. — ¡Nos habían dicho que en este planeta no existía vida inteligente!— Quizá ya se extinguió. – Sugiere Sofía. – Por lo deterioradas que están esas construcciones me imagino que han de tener miles de años.— ¿Pero porqué no nos han informado de esto? —Pregunta Chicho.— Talvez nosotros somos los descubridores. – Opina Fausto.— ¿Estando tan cerca de una torre de vigilancia no la habían visto? ¡Por favor! —Irónicamente difiere Chicho.— Bueno lo importante es que están ahí. – Expresa Erika. — ¿Porqué no vamos a allá?— ¿Bromeas? ¡No podemos salir del área, afuera hay greñones y quizás otros peligrosos! –Advierte Chicho.Pero ninguno le hace caso al cauteloso muchacho, todos bajan de la torre y salen del área protegida; Chicho los sigue pues también le fascina la existencia de esa ciudad. Escarpar aquel monte se dificulta con tantas plantas que han crecido ahí.Nuestros amigos no han experimentado en sus rutinas de realidad virtual nada parecido a esto, pero son muy ingeniosos y decididos, quien en un principio pasa apuros para abrirse paso entre la vegetación es Chicho, pero para él es más gratificante el esfuerzo pues esta en medio de la naturaleza que tanto ama. Siente que en este medio podría hasta superar a sus compañeros. Han llegado por fin a la misteriosa ciudad, recorren las calles de piedra en donde también han crecido plantas; entran a lo que parece ser un majestuoso templo, traen una cámara con la que pensaban filmar a los greñones y que ahora les sirve para obtener un gran material. En este templo los dibujos de las paredes dan cuenta de que esa ciudad estuvo habitada por seres humanos.En un altar hay una estatua que les llama poderosamente la atención.— ¡Miren, parece un astronauta! – Sugiere Sofía. — ¡Trae puesto un traje espacial!— Así parece, pero no es humano. – Hace notar Chicho. –Y tampoco es un semkar.— ¡Vean nada más que casco! – Exclama Fausto. — ¡Este amigo contaba con tecnología de primera!Otras figuras similares se encuentran en otros altares y hasta hay dibujos de sus naves.— Quizá estos seres llegaron de otro planeta y los nativos los confundieron con dioses. – Plantea Chicho.— ¡Pues qué tontos, yo no habría creído eso! — Afirma Erika.Viendo los dibujos hay algo que no pueden dejar de notar.— ¡Rakalens! –Exclama Chicho.— Parece que también llegaron aquí. –Sugiere Fausto. – No creí que tuvieran tanto tiempo viajando por el espacio.— Entonces si los tipos de los nichos eran los dioses, estos otros fueron los demonios. – Deduce Sofía.Y siguen especulando por un buen rato.— Bueno creo que ya han sido suficiente por hoy. ¿Qué tal si regresamos a la base?— Propone Chicho.— ¿Pero aún no hemos visto a los greñones! – Reclama Fausto.— ¡Precisamente allá hay uno! — Señala Eusebio quien observa por una ventana con los binoculares.— ¡No esta muy lejos! ¡Vamos! — Propone Erika.Todos los muchachos menos Chicho corren al encuentro de la colosal bestia.— ¡Tontos, no ven que acercarse mucho a esos animales es peligroso! —Trata de advertirles nuestro consciente amigo.Pero los desenfrenados chicos no lo escuchan, Chicho decide regresar sólo a la base. Para eso encuentra un camino despejado de hierba; sin embargo bajando el monte encuentra un pantano, parece imposible atravesar por ahí.Chicho se sujeta de un árbol zarandeándolo un poco, de pronto de dicho árbol sale una parvada de insectos con alas de murciélagos que mueven como colibríes, estos se abalanzan sobre el niño; nuestro amigo corre desesperadamente perseguido por el furioso enjambre y no ve cuando cae el agua.Chicho nunca había estado entre tanta agua así que no sabe nadar y se hunde, el muchacho parece estar irremediablemente perdido; de pronto siente un brazo que lo sujeta y lo jala hacia la superficie, alguien lo ayuda a salir a tierra firme.Chicho no trae puestos sus lentes y no ve claramente a la persona que lo salvo, afortunadamente usa cadena para asegurar los anteojos; por fin se los pone y no puede creerlo, ante él esta una chica desconocida. La muchacha tiene 1 ó 2 años más que el, viste una túnica parecida a las que aparecen en los dibujos del templo y está descalza. Por supuesto que no es de la base.— ¡Ji ji ji! — Ella ríe alegremente.Luego se aleja deteniéndose un momento para sonreírle por última vez desderetirado, por fin se pierde en la selva; nuestro amigo ha quedado anonadado. ¿Pero quién es esa chica?... Nadie ha reportado vida inteligente y mucho menos humana.— ¡Es tan hermosa! — Piensa Chicho. En eso llegan los demás.— ¡Miren aquí está! — Avisa Fausto a los otros. – Así que te dabas un baño mientras nosotros te buscábamos como locos.— ¡Muchachos no van a creer lo que pasó! — Anuncia Chicho lleno de entusiasmo. — ¡Vi a una chica nativa!— ¿Una chica? ¿Nativa? — Expresan casi a coro los recién llegados.— Para mí que alucinas. – Comenta Toño.— Han de ser las hormonas. – Sugiere Erika.Es inútil para Chicho convencerlos de lo que pasó. Por fin deciden regresar a la base pasando por la torre al otro lado de la cerca electrificada.

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