Sunday, November 05, 2006

Exterminando Dragones

—…Y era el dragón más temible al que me había enfrentado en toda mi vida, aún recuerdo sus enormes ojos rojos y esa flama infernal que emanaba de sus colmilludas fauces… ¡Slurp! — El viejo Xoldamedup dio un sorbo a su tarro antes de proseguir con su relato.— ¡Ya don Xolda, como le gusta hacerla de emoción! — Sus oyentes suelen de vez en cuando impacientarse pero aún así no pierden detalle de estas narraciones.— ¡Ah, que rico es este vino! ¿En qué me quede?— ¡No le digo, pues en que estaba muy grandote y muy fiero el dragón ese que rapto a la princesa!— Ah sí cierto, pero yo ya tenía una larga experiencia en matar dragones, así que sabía que debía clavarle la lanza exactamente en el corazón; sin embargo este monstruo resulto ser diferente a cualquier otro que hubiera combatido antes…— ¡Hola don Xolda! ¿Sigue contando sus historias? — Un joven caballero conocido del anciano es el que lo interrumpe.— ¡Ederón, muchacho qué gusto! ¡Anda siéntate para que escuches también el final de esta aventura!— ¡Como no, será un placer! — El recién llegado había crecido escuchando las hazañas del anciano y las seguía oyendo con el mismo gusto de la primera vez.— Bueno como les iba diciendo este dragón era especial pues cuando le clave la lanza, la tomó con su hocico y se la desencajo. Afortunadamente quedó lo bastante malherido como para no poder perseguirnos. Y así fue que salve a la princesa.En eso llegaron al mesón Fusseck un caballero bravucón y su escudero Cidimo.— ¡Hey preciosa! ¿Por qué no me acompañas un ratito? — El caballero jalonea de manera muy brusca a la mesera.— ¿Pero qué te has creído? ¡Suéltame que me lastimas! — Protesta la muchacha.— ¿No oíste qué la sueltes? — Es Ederón el que reacciona enérgicamente ante las malas acciones de Fusseck.— ¿Quién se atreve a decirme eso? ¿Tú?. ¡A ver repítemelo!.— ¡Por supuesto si así lo quieres!. ¡Suéltala!.Él infame individuo aparta de su lado a la chica, casi aventándola. Los dos caballeros se encuentran frente a frente y a punto están de desenfundar sus espadas.— ¡Bah, no me manchare las manos con un campesino disfrazado de guerrero!. — En realidad Fusseck siente temor ante la actitud desafiante del valiente joven.— Ven hijo, no vale la pena. — Lo convence el viejo Xoldamedup.Más tarde los dos amigos se encuentran en el establo en donde don Xolda trabaja atendiendo a los caballos. Entonces escuchan una pequeña voz.— ¡Xoldamedup, Xoldamedup necesitamos de su ayuda!. — Se trata de un enanito de las montañas.— ¿Me necesitas a mí?. — Inquiere el viejo mientras Ederón se encuentra preso de azoró ante la extraña criatura.— Sí Xoldamedup, porque usted ha sido el único humano que nos ha ayudado cuando lo hemos necesitado.— ¿Qué ocurre en su montaña?.— Un temible dragón seguido viene y devora nuestras cabras, si sigue así acabara con todo nuestro ganado.— ¿Pero yo qué puedo hacer?. ¡Mírame, ya no soy el de antes!.El enanito se queda pensativo y triste por un momento.— Yo mataré a ese dragón. — Se ofrece Ederón.— ¿Crees poder hacerlo?. — Inquiere Xoldamedup.— Por supuesto, usted me ha enseñado que a los dragones se les extermina atravesándoles el corazón con una lanza y yo tengo muy buena puntería.De esa manera Ederón y el enanito se ponen en camino a la montaña. Pero ellos no saben que Cidimo quien desafortunadamente pasaba por ahí, escucho todo y ha ido a contárselo a su señor Fusseck..— ¿Así que van a la tierra de los enanos?. ¿Sabes?. He oído decir que esos seres guardan una gran cantidad de joyas. Y si los seguimos nos podríamos hacer de un gran botín. — El perverso caballero esta decidido a llevar a cabo sus siniestras intensiones.Ignorando que son seguidos por aquellos maleantes. Ederón y el enanito cabalgan por un sendero secreto que les permite escalar la montaña sin dificultad. Llega el momento en que el joven decide bajar de su cabalgadura para estirar las piernas, entonces es atacado vil y traicioneramente, por Fusseck con un enorme mazo.— ¡Por piedad no lo maten es sólo un niño!. — Implora el enanito para que el malvado no le encaje la espada.— ¡Esta bien pero nos vas a llevar a tu aldea!. ¿Entendido?. — De esta manera Fusseck convence al pequeño ser.Después hace rodar por la pendiente al inconsciente joven. El grupo continua el camino. El despiadado caballero sólo piensa en las joyas que le esperan.Mientras tanto otros enanitos que han presenciado el terrible acontecimiento escondidos tras un árbol, se acercan a auxiliar a Ederón. Al parecer el golpe fue muy fuerte pues no despierta.Sidva la yegua del incipiente guerrero paso desapercibida durante el ataque a su amo. Una joven enanita monta la noble bestia y parte en busca de ayuda.Horas después Xoldamedup se encuentra cepillando caballos y recordando aquellos viejos tiempos en que vivió grandes aventuras. Cuando era joven y lleno de grandes ímpetus, no el vejestorio que es ahora.— ¡Xoldamedup, Xoldamedup!. — Se volvió ha escuchar una vocesita como la de la mañana, sólo que más delgada.— ¿Otro enanito?. — Se pregunto más intrigado que antes.Así la enanita lo puso al corriente de la tremenda situación.— ¡Alguien tiene qué hacer algo!. — Clamaba la pequeña criatura.— ¡Pero yo no puedo hacer nada!. ¡No soy más que un viejo!.— ¡Es Xoldamedup!. ¡El gran caballero que defiende las grandes causas!.— ¡No, lo fui hace mucho tiempo; ahora vivo mis últimos días y quiero vivirlos en paz!.— ¡No es cierto, usted no es así!. ¡Se muere por volver a cabalgar, por alzar su lanza y por vencer al mal!.— ¡Calla, calla por favor!.— ¿Acaso ha cambiado tanto?. ¿No le conmueve nuestra trágica situación?. ¿Ya es como el resto de los hombres a los que no les importamos?.— ¡No digas eso, claro que me preocupan ustedes!. ¡Pero no puedo hacer nada!. ¡Nada!.— ¡Hágalo por el muchacho, él no podrá sólo contra esos malvados!. ¡Él lo necesita!.Entonces Xoldamedup recordó a Ederón cuando desde pequeño se sentaba junto a él para escuchar sus historias. De como desde entonces aquel niño le manifestaba sus deseos por ser caballero.Pero el viejo lo disuadía de tal propósito pues no quería que aquel pequeñín terminara como él. Sólo.Este gran héroe nunca se procuró una familia y un hogar. Esto temiendo a las represalias que sus múltiples enemigos tendrían en contra de sus seres queridos. Por eso no debía pasarle lo mismo a Ederón.Pero aquel chico siguió terco en su objetivo. Fue el más diestro en la academia de guerreros y Xoldamedup se sintió orgulloso al verlo triunfar en las justas.Si a alguien ha querido en este mundo ha sido sin duda a este muchacho que ha seguido sus mismos pasos.La enanita interpreto el silencio del viejo como el no definitivo. Agacho la cabeza y se dirigió a la puerta.— ¡Espera un momento!.El viejo Xolda camina hasta el último separador del establo, el cual se encuentra cerrado con un candado y al parecer sin ningún caballo dentro. El anciano se descuelga la llave que traia como collar y abre la misteriosa puerta.La enanita no puede evitar sentirse emocionada al ver lo que ahí se guarda: Es la armadura, el escudo y las armas del gran Xoldamedup.— ¡Como extrañaba esta segunda piel!. — Exclama mientras se ajusta las heroicas vestiduras que ahora le quedan grandes.Después monta junto con la enanita, a Emín un brioso corcel. Así Xoldamedup cabalga una vez más.Parten ya oscurecido y llegan a su destino junto con el alba. Ederón ya se ha recuperado y se asombra de ver al viejo Xolda en su flamante armadura. Ambos escuchan los informes que los enanitos traen desde la aldea.— Fusseck y su escudero Dirimo fácilmente han tomado dominio de nuestro pueblo, pues como todo mundo sabe los enanos somos gente pacifica. Han saqueado el tesoro de nuestros ancestros y pretenden obligar a un contingente de nosotros a que lo carguemos. Enterados de que prevemos un próximo ataque del dragón no quieren que esto acontezca mientras cargan con el botín, por eso esperan a que venga y se valla para que ellos puedan partir después.Más tarde en la plaza del pueblo los maleantes están esperando a que pase el monstruo. Saben que ese es el lugar más seguro pues el dragón se ira sobre los rebaños en los pastizales o en los corrales.Nuestros amigos se acercan escondiéndose entre las pequeñas casas.— Vamos linda, dame un besito. — Es el malvado Fusseck que molesta a las enanitas ante la impotencia de los demás indefensos seres.— ¡Pero qué tipo tan repugnante!. — Exclama Ederón impaciente por darle al villano lo que se merece.Por fin Fusseck suelta a la enanita que llorando huye hasta un rincón.— ¡Es el momento, vamos por esos canallas!. — Grita el anciano caballero.— ¡Ahora verán malditos!. — Lo secunda su joven aliado.Sin embargo Xoldamedup se atrasa, su armadura esta vez le resulta muy pesada.— ¿qué?. ¡Ah pero si son los bufones del mesón!. ¡Les enseñaré a no meterse en mis asuntos!.Se da entonces aquel duelo. Ederón pelea con valentía superando en mucho al malvado caballero. Pero aunque Xoldamedup también hace acopio del valor que le dio fama, su cuerpo no le responde y le es arrebatado su hierro en un entrecruzamiento con la del escudero.Ederón que estaba por ganarle a Fusseck, advierte que su héroe esta en problemas.— ¡Bien hecho Cidimo!. ¿Como la ves?. ¡Ríndete o el viejo tendrá su última aventura!. — Amenaza el cruel Fusseck.— ¡Ja ja ja, le gane al gran Xoldamedup!. — Ríe el escudero.— ¡No lo hagas, no te rindas!. ¡No importa lo que me pase, al fin que yo ya estoy viejo!. ¡Hijo tienes que cumplir con tu deber de caballero!. —Ordena el héroe con la espada en el cuello.Ederón se encuentra ante una difícil situación. Escucha las palabras del viejo sin descuidar a su enemigo y con la espada en guardia. Finalmente la baja.Ambos son colocados junto a los demás rehenes que han perdido toda esperanza.— ¡Lo siento le he fallado!. — Se lamenta el joven.— No tienes de que avergonzarte, en tu lugar yo hubiera hecho lo mismo!. —Revela el viejo.— ¡Mi señor vea esto!. — Es el escudero que observa a lo lejos.— ¿Pero qué demonios es eso?. — Exclama Fusseck lleno de asombro.Es el dragón pero esta vez no busca cabras sino a los enanos a los cuales persigue.— ¡También nosotros corremos peligro pues somos más grandes y apetitosos!. — Reconoce Fusseck. — ¡Carga con las joyas que puedas y a escapar!.Mientras los maleantes huyen Ederón va en busca del caballo para hacerle frente al monstruo. Antes alcanza a voltear y ver a Xoldamedup bastante desanimado por lo que ocurrió.— Lo sabía, sabía que no podría hacer nada que sólo sería un estorbo. — Se lamenta el anciano caballero.Ederón monta en esos momentos a Emín y lanza en mano va al encuentro del dragón. La bestia destruye casas en busca de víctimas. Pronto el muchacho le da alcance.— ¡Hey tú dragón, a ti te estoy buscando!. — Grita el joven caballero pretendiendo atraer su atención.Y así ocurre. El dragón voltea y lanza su flama. Ederón no olvida los consejos del viejo: “Los dragones no pueden lanzar su flama en un ángulo menor de 45º pues se pueden quemar ellos mismos”.Pero un ángulo más cerrado implica hacercarse mucho a ellos. Por fortuna Emín es un caballo muy rápido y además valiente que corre, en busca del corazón de la bestia.Sin embargo cuando se aproximan al dragón este retrocede teniendo así espacio para lanzar su fuego.— ¿Como es que hace eso?. Se pregunta Ederón.Entonces lo observa y se da cuenta que el monstruo tiene una herida en el costado lo cual significa que ya ha sido atacado antes y ha aprendido de esa experiencia.— ¡Ederón, hijo escúchame!. — Es Xoldamedup que en esos momentos ha llegado.— ¡Será mejor que se aleje don Xolda, este dragón es más peligroso de lo que pensábamos!.— ¡Lo se, lo se!. ¡Ya nos conocemos!. — La declaración sorprende a Ederón. — ¿Recuerdas la historia de cuando rescate a la princesa?. Pues parece que aquel engendro no murió.En eso el dragón ha reconocido a su viejo adversario y empieza ha acercársele.— ¡Dame el caballo, atraeré a la bestia y la llevaré lejos mientras los enanos se ponen a salvo!. — Ordena el anciano de una manera por demás decidida.— ¿Pero que será de usted?.— ¡Yo no importó, sólo los demás!.Todo es muy rápido, Xoldamedup montado en Emín corre haciendo que el dragón lo persiga. — ¡Sígueme lagartija superdesarrollada!. — Grita el valiente anciano como si con eso aumentara más el odio que la criatura siente por él.En el camino se encuentra con Fusseck y Cidimo.— ¡Conque aquí están, tras ellos Emín!. — Xoldamedup aprovecha para intentar lancearlos.— ¡El viejo!. ¡Y también el monstruo!. — Fusseck ya no sabe a quien le teme más.Los malvados han tenido que soltar sus bolsas con joyas para poder correr. Entonces Xoldamedup descubre un enorme silo en el que los enanitos guardan todo su grano.Se le ocurre meterse ahí con todo y caballo. El dragón rodea la estructura buscando como sacar de ahí a nuestro héroe. En eso Xoldamedup logra ver por el agujero del depósito la herida en el pecho del dragón.Con toda la decisión y la audacia de antaño, el legendario caballero toma su lanza y la hace pasar por el agujero consiguiendo así clavársela.El monstruo ruge y con sus fauces destruye la punta del silo. Más el valor del viejo no tiene limites y se cuelga de su lanza perpendicularmente para que esta se hunda más en la bestia.El dragón cae lentamente y muere. El viejo también se precipita pausadamente pero sin sufrir mayor daño.— ¡No lo puedo creer!. — Exclama Ederón al llegar y contemplar el resultado de la hazaña de Xoldamedup.— ¿Pues qué nunca prestaste atención a mis historias, creo que nada más gaste saliva contigo?. ¡Ja ja ja ja!. — El viejo esta de buen humor y no es para menos.Cerca de ahí Fusseck y su escudero deambulan sin armas, caballos ni pillaje.— ¡A buena hora te hice caso!. — Reclama el caballero a Cidimo.— ¡Pero si usted fue el que insistió en que viniéramos por las joyas!. — Argumenta el escudero.Entonces frente a ellos aparece Ederón portando su acero.— ¡Será mejor que se rindan!. — Les advierte.Ellos no tienen ánimos para seguir peleando, así que levantan las manos.De ese modo los enanitos y sus joyas quedaron a salvo, el dragón fue derrotado y los malos capturados.— Llevaremos a estos truhanes con el rey, él les aplicara un castigo ejemplar. — explica Xoldamedup a sus amigos los enanitos. Luego voltea a ver a Ederón. — ¡Ahora tengo una historia más que contar!.

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