Sunday, November 05, 2006

Norevan De Xaltermiña

CAPÍTULO IEs el gran día de la competencia entre caballeros de Xaltermiña. Además de elegir el campeón anual, los más valientes serán nombrados Caballeros del Rey. Norevan espera vencer a todos sus oponentes y ganarse tales honores.Es lo que ha buscado toda su vida. Desde muy pequeño ha querido ser caballero para defender las causas justas. Sus padres le enseñaron que nada hay más importante que hacer el bien a los demás y quiere cumplir ese ideal.Por eso busco al mejor maestro, a Xosbei un experimentado guerrero que lo ha adiestrado para conseguir tal objetivo.— Estoy muy nervioso. – Norevan tiene razón de estarlo ya que compiten muy buenos aspirantes a guerreros.— ¡Vamos muchacho anímate! – Xosbei intenta calmarlo. — ¡Eres muy bueno así que no tienes porque preocuparte!Norevan es anunciado y sale al ruedo. Su contrincante se llama Ivoprión, es un tipo bastante mayor que nuestro amigo y de aspecto muy rudo.— ¡Regresa a tu casa niño! – Intenta amedrentar a Norevan. — ¡Esta competencia es para hombres!— ¡Te demostraré que no soy ningún niño! – Nuestro héroe no se asusta tan fácilmente.Suenan los clarines indicando que la pelea ha comenzado. Norevan cabalga ágilmente en su noble Emeth. Ambos contrincantes dirigen sus lanzas con el propósito de derrumbar a su adversario y sacarlo de la línea que habrá de dividir al perdedor del triunfador.Los reflejos del caballo de Norevan son sorprendentes. Tanto que salvan a su amo de varias estocadas. El ingenioso Norevan contaba con Emeth para eso y se ha concentrado en como derribar a su oponente.Cuando por fin nuestro amigo da la estocada, Ivoprión que demuestra que también es audaz, se aferra de la lanza consiguiendo con ello que ambos caigan de sus monturas y rueden por los suelos.Es en tal percance que Ivoprión pierde su yelmo, pero espada en mano amenaza a Norevan quien de sus armas solo ha podido recobrar un mazo con púas. Todos los presentes incluyendo los monarcas de aquel reino están a la expectativa.Entre ellos la princesa Ludemy se une al sentimiento general. Xosbei aunque le preocupa la situación de su alumno confía en cual hábil es éste con cualquier arma. Norevan mira fijamente a su contrincante, no ve en él ninguna señal de que quiera darse por vencido; finalmente el alumno de Xosbei suelta el mazo y todos los espectadores callan.Xosbei no puede entender lo que está pasando, esperaba que Norevan siquiera hubiese intentado algo, cualquier cosa en vez de desistir.— ¡Es un cobarde! – Comenta el Rey muy indignado. — ¡No quiero a un tipo así entre mis caballeros!— ¡No creo que en realidad sea un cobarde! – Exclama para sus adentros la princesa Ludemy.Más tarde Norevan encuentra a su mentor en las caballerizas muy triste.— ¿Por qué no lo hiciste hijo? – Reclama Xosbei. — ¡Pudiste haberte esforzado un poco más!— ¡Pero es que él no traía yelmo! – Se justifica nuestro amigo. — ¡Lo hubiera lastimado con mi mazo!— ¿Qué estás diciendo? ¡No importaba eso, tu deber era ganar!— ¡No era más que una competencia! ¿Por qué alguien debía salir herido?— ¿Solo una competencia? ¡Lo dices como si no tuviera importancia! ¡Hoy mismo te hubieran nombrado Caballero del Rey!— Pues será para el próximo año.— ¡No, ya no habrá más oportunidades para ti!— ¿Cómo? ¿Por qué?— ¡Para el Rey eres un cobarde y no quiere que vuelvas a competir!Tras decir esto Xosbei se dirige a la salida sin querer ver a su alumno. Más pronto volteas hacia Norevan.— Puedes seguir entrenando conmigo. – Ofrece el maestro. – Quizá tengan lugar para ti en el ejército.Una vez que su maestro se ha marchado nuestro amigo decide hacer algo para no pensar en el asunto, como premiar el buen comportamiento de Emeth con un poco de azúcar, así que se introduce en las viviendas de los encargados de las caballerizas.Entonces encuentra a dos mujeres, una muy madura y otra joven y bonita; al principio le llama la atención lo atenta que es la primera con la segunda hasta que Norevan reconoce a esa muchacha.— ¡Princesa Ludemy! – Está bastante sorprendido. — ¿Qué hace su alteza en un lugar como éste?— Se equivoca joven, ella no es más que una pariente lejana. – Asegura la mujer mayor al tiempo que se empeña en mostrar el cesto de panecillos para que la “parienta” señale uno mismo que la anfitriona coloca en el plato de la muchacha junto al té.— Pues atiendes muy bien a tus parientes. – Ironiza Norevan que no ha creído lo que le han dicho.Entonces la muchacha en un intento de demostrar que no hay privilegios para ella toma la tetera e intenta servirse ella mismas, pero sus manos son muy delicadas y no soportan ni siquiera lo tibio de la agarradera, por lo que se quema y suelta el traste derramando el té en la mesa.— ¡Aaaaayy! – Grita la chica al quemarse.— ¡Permítame su alteza! – Sin querer la otra mujer la ha descubierto al quitarle el trapo con el que pretendía limpiar.— ¡Está bien soy la princesa! ¿Contento? – Se dirige a Norevan.— ¡Pero mi señora! ¿Qué hace en un lugar tan humilde?— Me gusta andar de incógnito y conocer los problemas de mi pueblo.— ¿Incógnito con esas ropas? – Norevan se refiere a que las vestimentas que usa la princesa son más finas que las que visten el común de las plebeyas.— ¿Qué tienen mis ropas?— Pues que no la ayudaran a pasar por gente del pueblo, pero estoy seguro que su amiga tendrá algo más apropiado.— ¿En verdad lo tienes mi querida Maepusa?— Sí su alteza pero…Luego de un rato aparece la princesa ataviada con prendas muy humildes.— ¿Cómo me ven, ahora sí parezco cualquier persona?— Me temo princesa que su belleza tan excepcional y sus finas maneras la descubririan.— ¿Crees entonces que si anduviera así por la calle la gente sabría quién soy?— Pues podemos hacer la prueba si usted acepta.— acepto.Después de encargar a Emeth con los criados de la cuadra Norevan acompaña a Ludemy en su aventura, la princesa se ve feliz por andar fuera de palacio; para Norevan esto solo es un capricho de la hija del Rey y está dispuesto a darle una lección, tras caminar un largo trecho llegan a la humilde casa que comparte con Xosbei.— ¡Maestro venga a ver a quién he traído! – Se anuncia Norevan.— ¿Quién es ella? – Inquiere el anciano.— Es una muchacha para que ayude en la casa.— Hijo tú sabes que no podemos pagarle mucho.— No importa, no creo que ella nos cobre caros sus servicios.— Bueno muchacha haznos de comer y el trabajo será tuyo.Ludemy está muy desconcertada pero al ver el gesto de burla de Norevan acepta el reto, entonces abre una ventana creyendo que es una alacena.— Como verá maestro la muchacha no parece tener mucha experiencia.— Está bien, una experta cocinera nos cobraría demasiado.La princesa ha encontrado algunas verduras y carne seca, se pone a cortar todo después de encender el caldero en la chimenea; Norevan no puede negar que Ludemy se esfuerza mucho en su tarea, terminando de cortar todo lo vacía en el caldero y se queda atenta a que el agua hierva.— Ya está la comida. – Anuncia la incipiente cocinera.— ¡Qué bien ya tengo hambre! – Expresa Xosbei.El guisado se ve apetitoso por lo que Norevan le da un sorbo a su plato, sin embargo es lo más horrible que el joven haya probado en su vida.— ¡Delicioso! – De manera increíble a Xosbei parece haberle gustado. — ¡Muchacha el trabajo es tuyo!Un gesto de triunfo se asoma en el rostro de la princesa, Norevan no puede creer que Xosbei haya aceptado contratarla.— Bueno mañana temprano. — La princesa ha logrado hacerse pasar por una persona común, Ludemy limpia un poco el cuarto antes de irse y como se agacha a recoger la basura le muestran la escoba y entonces la utiliza como una pala.— ¿En verdad le gusto la comida? — Inquiere Norevan sin que la princesa lo escuche.— En la guerra he comido cosas peores.— ¿Entonces porque la acepta?— ¿Qué crees que no se quien es ella?— ¿Lo sabe? — ¡Claro! ¡Es tan bella! ¡Ella es la mujer de tu vida!— ¿Pero qué cosa es la que esta diciendo?— Vamos, no tienes porque fingir conmigo: si a leguas se ve que estas loco por ella.— ¡No maestro aquí hay un error!— Si, el error es ese. Que en ves de atreverte a decirle lo que sientes por ella, la traes a trabajar aquí con tal de poder verla todos los días.— He terminado. – Anuncia la princesa.— La acompañare. – Se ofrece Norevan.— ¡Yo se cuidarme sola!Una vez que Ludemy ha salido Xosbei le hace señas al muchacho para que la siga. Norevan no sabe bien porque obedece.— ¡Te dije muy claramente que puedo cuidarme sola!— No la estoy cuidando su alteza lo que pasa es que vamos en el mismo camino.— No me sigas llamando “su alteza”, recuerda que debes guardar mi secreto.— Está bien, si me otorga la gracia le hablare en forma familiar.— Dime una cosa caballero.— No, no soy caballero y quizá nunca lo seré; puedes llamarme Norevan.— Esta bien Norevan, tu tienes algo en contra mía. ¿No es así?— Mi querido maestro Xosbei me he inculcado espeto y lealtad a mi Rey y a su familia. Pero como una apreciación personal creo que eres una niña caprichosa que se burla de la gente humilde. ¿Qué ya no hay bufones en palacio?— Eso que has dicho merecería que mandase a que se te aplicara un fuerte correctivo. Sin embargo te he otorgado la gracia y te la respetaré. En cuanto a lo que dices estas equivocado, quiero y respeto a la gente humilde y aunque no lo creas también la admiro.Norevan se sintió intrigado ante las palabras de la princesa.— La admiro porque sin tener sirvientes ni ningún poder puede valerse por si misma. Mi meta ha sido la de conseguir una completa independencia.Lo que la princesa dice parece tan sincero que Norevan está a punto de creerle. Se están internando en el bosque, quizá porque Ludemy acostumbrada a andar en los jardines de palacio no se imagina que se estén alejando de la población.Aprovechando esto y persistiendo a su intento de darle un escarmiento no quiso decirle nada hasta que ella misma le pidiera ayuda. Sin embargo como ella seguía caminando muy quitada de la pena llego el momento en que él tuvo que decir algo.— ¡Princesa… ¡— ¡Te he dicho que no me llames así!— ¡… de todos modos nadie puede oírnos pues estamos perdidos!Buscaron el camino de regreso al pueblo sin obtener resultados satisfactorios. De pronto vieron una pequeña casa en la subida de un monte. Hacía allá se dirigieron.— ¿Hay alguien aquí? — Inquiere Norevan al tocar la puerta.Como no hay respuesta abre la puerta y ambos se introducen. En el lugar les resulta bastante extraño, hay libros viejos por todas partes y toda clase de artefactos extraños.— ¿Quiénes son ustedes y que buscan aquí? — Es un viejo decrépito el que les habla.— Ella es… – Norevan intenta presentar primero a la princesa como es debido, pero es interrumpido por ella.— Ludemy, una humilde ama de llaves.— Este sí y yo soy Norevan aprendiz de caballero; resulta que nos hemos perdido y queremos preguntarle el camino de regreso a Xaltermiña.— Si se van derecho con mi casa a sus espaldas, encontraran la vereda que han hecho los comerciantes que van a ese poblado, síganla y llegaran allá antes que anochezca.— Gracias por su información. ¿Pero díganme es usted un mago? Es que veo símbolos esotéricos por todos lados.— Sí, soy el gran mago Naasmo. ¿Habrán escuchado de mí?— La verdad es que yo no. ¿Y tú Ludemy, ya conocías al señor?— Pues no, y eso que de niña escuché muchos relatos sobre magia.— ¿Cómo es posible? – Se lamenta el mago. — ¿Acaso ya me han olvidado? ¡Es qué llevo mucho tiempo aquí apartado de todos! ¡Oh que pesar me da!Mientras Naasmo hace todo ese tango, nuestros amigos curiosean entre los artefactos mágicos, Norevan encuentra entonces un péndulo.— ¿Y esto qué cosa es?— Es un medidor de poderes mentales, si tuvieras alguno el péndulo lo indicaría.— ¡Mire, se esta moviendo! – Exclama Norevan al ver unos ligeros zigzagueos por parte del disco colgante.— Pues no te entusiasmes mucho, todo mundo tiene un poco de poder, pero sólo unos pocos somos capaces desarrollarlos ampliamente. Pero de que te sirve si al final te olvidan y… — ¿Y qué tal le parece esto? – Los Zigzagueos son cada vez más fuertes hasta que de pronto y por sólo un segundo el disco queda levitando.— ¡Hijo significa que puedes llegar a ser un gran mago! – Naasmo está impresionado — ¡Permíteme adiestrarte!— ¡Que bien, eso sería fabuloso!— ¿No que quieres ser guerrero? – Inquiere la princesa.— Sí, quiero ser guerrero, pero en mi tiempo libre puedo aprender magia.— ¡No, esto debe ser algo para ti más que un pasatiempo! – Explica el mago. — ¡Si quieres que te dé de mis conocimientos tienes que olvidarte de las armas y dedicarte de lleno a aprender!— A Xosbei no le gustaría eso.— Tienes que tomar una decisión.Después nuestros amigos emprenden el camino de regreso.— ¿Qué tanto piensas? – Pregunta Ludemy.— Es que no se, quiero ser caballero, lo he deseado toda mi vida, pero el descubrir que tengo talento para ser mago me inquieta.— Pero si llegas a ser mago te puede pasar lo que a Naasmo, serias olvidado por todos.— No es fama lo que busco, sino poder servir a los demás.— Nunca he oído que un mago haga algo bueno por otros.— Pero teniendo el poder yo si lo haría.— Es mejor que sigas tu camino como caballero.— ¡Claro y ahora que tu padre me ha prohibido participar en lo torneos!— ¡No abuses de tu Gracia!Pronto encuentran la vereda de la qué le habló Naasmo, con ella llegan a la población y después a palacio. Norevan esta por llamar a las puertas reales para que entre por ahí la princesa pero ella lo detiene.— Entraré por las caballerizas. – Aclara Ludemy.La princesa va a buscar a su amiga humilde para que la ayude a introducirse al palacio y Norevan quiere recoger su caballo y su equipo. Por un momento ambos voltean a verse como para despedirse.Finalmente guardan silencio y continúan sus distintos caminos.Más tarde cuando ha oscurecido, en otro lugar, un precipicio frente a una montaña con muchas cuevas que aparecen cuencas cadavéricas, un caballero se inclina en el borde.— Señor de la Tinieblas soy tu humilde vasallo que una vez más te implora por ese pacto que firmamos.— ¡Ekaddar! ¿Cómo te atreves a pedirme cuentas a mí? ¡Se bien cual ha sido mi palabra, en cambio tu al parecer no!— ¡Pero mi señor, yo si he cumplido; con mi ejercito he peleado por el mal!— ¿Pero cuanto mérito tiene asolar pequeñas aldeas y aterrorizar campesinos?— ¿Me pides entonces un reto mayor?— ¡Así es!— ¿Qué te agradaría que hiciese?— ¡Que conquistes un reino! ¿Qué tal el de Xaltermiña?— Partiré de inmediato hacia allá.Al día siguiente Norevan se levanto temprano como todas las mañanas, para preparar el desayuno para él y su maestro.— ¿Qué no va a venir hoy la muchacha? – Inquiere Xosbei.— No lo creo. ¿A poco no se dio cuenta de quien era en realidad?— Pues no se a que te refieras.— Era la princesa Ludemy.— ¿Pero qué dices hijo?— ¡Es cierto la princesa se divierte mezclándose entre gente del pueblo!— Lo dices como si eso te hubiese dolido.— ¡Es que…!En eso llega Ludemy.— Disculpen por la tardanza pero es que no daba con la casa.— Su alteza, por favor siéntese en un momento le serviremos algo! — Xosbei se porta atento pues conoce la identidad de su ama de llaves.— ¿Así es como guardas mi secreto? – Ludemy le reprocha a Norevan.— ¡Es qué tienes que dejarte de juegos y madurar una vez por todas!— ¡Como te atreves a hablarme de esa forma a la hija del Rey! —Reprende Xosbei.— Es que ella me dio esta Gracia.— ¡Sí pues olvídala, de ahora en adelante ten cuidado con lo que dices!En eso se escuchan los clarines de los guardias que vigilan la entrada al reino.— ¡Nos invaden! —Alerta Xosbei.Tanto el maestro como el aluno se ajustan a sus armaduras y preparan sus armas.— ¿Tendrán una espada para mí? —Inquiere la princesa. — ¡También quiero pelear— ¿Qué? ¿Esta usted loca? – Norevan esta muy disgustado con Ludemy. — ¡No tiene usted idea de lo que es la guerra!— ¡Es una orden, denme un arma!Nuestro amigo carga con la muchacha y la encierra en el sótano.— ¡Sácame de aquí, mira que voy a castigarte por esto!Ni siquiera Xosbei puede reprocharle su actitud a Norevan. Después de todo puso a salvo a la princesa.Los dos guerreros encuentran a un contingente de bravos caballeros que se dirigen a proteger el palacio.— ¡Debemos ayudar mejor a los del pueblo! — Sugiere Norevan a su maestro.— ¡No, nuestro deber principal es defender al Rey y a la reina! Ordena Xosbei.— ¡Pero en el palacio hay guardias!— ¡Si pero no será suficiente los clarines anuncian un enorme ejercito!— ¿Pero que será de la pobre gente?— ¡El Rey es más importante!— ¡No lo entiendo, pero usted es mi maestro así que lo obedeceré!Con una fiereza sin igual Norevan alcanza a los demás caballeros y se sitúa al frente de ellos.La batalla frente a palacio es encarnizada, son muchos los soldados invasores aún así los caballeros son leales al Rey y luchan con gran valor; Ivoprión, quien fuese contrincante de Norevan en el campeonato, es superado por un caballero invasor que en un entrecruzamiento de sus hierros hace que pierda su arma.— ¡Mejor pelea conmigo! — Es Norevan el que reta al caballero malvado mostrando una gran destreza en el manejo de la espada, nuestro amigo logra encajar su acero en una hendidura de la armadura del enemigo. Ivoprión queda perplejo al contemplar tal hazaña.Acto seguido atiende al general que comanda la defensa.— ¡Los invasores se han introducido en el palacio y nos impiden el paso, sólo podemos entrar unos cuantos si los demás nos abren el paso: pido voluntarios pero les advierto que podríamos no salir vivos!— ¡Puedes contar con mi espada! – Norevan se ofrece.De esta forma un grupo de soldados pelea con los invasores que resguardan la entrada, y unos de ellos los más valientes se introducen pero adentro tienen que enfrentar a más enemigos.Son muchos los soldados invasores pero los caballeros pelean con gran valentía, sin embargo al ver los daños en palacio y sobre todo los tronos vacíos y derrumbados bajo los pies de Ekaddar, su ánimo tiende a caer.Uno tras otro aquel puñado de nobles guerreros va cayendo. El que aún continúa peleando con todo lo que da es Norevan. Ekaddar se da cuenta de cuan empeñoso es el joven.— ¡Soldados retírense, déjenmelo a mí! —Ordena Ekaddar. — ¡Pero si eres un cadete, espero qué logres darme batalla muchacho!— ¿Quién eres?— ¡Ekaddar, nuevo monarca de Xaltermiña! ¡Ahora dame tu nombre!— ¡Norevan, discípulo del gran Xosbei!— ¡Conque un aprendiz de guerrero!Sus armas se entrecruzan, pelean con gran fiereza; Ekaddar, ha peleado con cientos de hombre y nunca se había topado con un oponente tan diestro. — ¡Eres buen peleador! — Acepta el villano sin dejar de pelear un momento. — ¡Sería una lastima matarte cuando podrías ser de los míos!— ¡Eso nunca!— ¿No ves que tu causa ya no tiene sentido? ¡Tus Reyes están prisioneros y pronto también lo estará el resto de la familia real!De pronto Norevan cae en la cuenta de que se refiere a la princesa, mientras ella siga libre estará cumpliendo con la misión de Xosbei. ¿Pero que tan segura esta en donde la dejó?Nuestro héroes de pronto da la espada a su adversario que esta a punto de darle un estocada mortal, pero se detiene intrigado por la actitud de Norevan; el muchacho salta por una ventana hasta un árbol, se descuelga y luego derrota a los enemigos que le cubren la salida.— Huyó, después de todo resulto ser un cobarde. – Comenta uno de los esbirros de Ekaddar.— No lo creo. –Responde el villano. – Más bien pienso que él sabe el paradero de la princesa, has que lo sigan sin que se de cuenta.Sin sospechar el siniestro plan de Ekaddar, Norevan se reúne con Xosbei en las trincheras. — ¡Pronto maestro, tenemos que ir por la princesa y ponerla a salvo!Xosbei ni tiempo tiene de preguntar ambos caballeros emprenden la marcha al pueblo y a distancia un hombre a caballo y sin armadura los sigue.Mientras tanto Ludemy se aburre de lo lindo en el sótano, no tiene idea de todo lo que esta pasando afuera, de pronto oye que están forzando la puerta; por fin la han abierto, son soldados enemigos.— ¡Mira nada más que preciosidad! —Exclama unos de ellos al ver a Ludemy.— ¡Nos pagaran muy bien por ella si la vendemos como esclava! –Así de perversos son.Ambos son mercenarios y no les importa que fin tenga esa guerra, lo único que quieren es un buen botín; de esa forma cargan con la princesa quien es incapaz de defenderse de aquellos facinerosos.Ludemy es amordazada y subida a una carreta cargada con otras cosas saqueadas, la atan a las tablas de la carreta para que no pueda moverse, a los pies de la princesa está un costal con un pequeño orificio por donde se le sale el grano.Entonces Ludemy tiene una genial idea, con sus pies empuja el costal de modo que quede acostado y el grano caiga fuera de la carreta; los malos no se han dado cuenta de esto y se ponen en marcha dejando un rastro que va desde la casa de Xosbei y Norevan.Maestro y alumno llegan después buscando a la princesa, cuando descubren el rastro por las huellas de la carreta lo deducen todo. Se ponen en camino. Al entrar en el bosque la carreta de los rufianes da un brinco por lo accidentado del camino y cae el saco que iba dejando el rastro. Luego empieza a llover y con eso también se borran las huellas de la carreta.Norevan y Xosbei descubren el saco cuyo grano los guiaba, aún así continúan buscándolos. Más adelante los raptores de Ludemy ven al mago Naasmo cargando algunas de sus pertenencias, libros principalmente, pues está enterado de la batalla que se libra en Xaltermiña.— ¡Hey tú, viejo! ¿Qué llevas ahí? — Le preguntan los saqueadores.— ¡No les importa! – Contesta el mago. Los forajidos se burlan y Naasmo les hace un ademán.— ¡Ecsedefecse! — Pronuncia una palabra mágica.Entonces los mercenarios se elevan por los aires.— ¡Aaaaaaaaayyyyy! — Gritan llenos de pánico.Finalmente quedan colgados de las ramas de un árbol. Después Naasmo encuentra a la princesa.— ¡Oh mi niña! ¡Malditos sean esos tipos que pretendían hacerte daño!— ¡Gracias por su ayuda! –Ludemy es liberada.— Será mejor que vengas conmigo.De rato Norevan y su maestro encuentran la carreta y a los malosos todavía colgados del árbol.— ¡Dime donde esta la muchacha que capturaron! — Norevan tiene a uno de los raptores que esta de cabeza, con el filo de su espada en el cuello.— ¡No sabemos un mago se la llevo, el nos coloco aquí!— ¿Un mago? ¡Quizá se trate de Naasmo! —Deduce NorevanMientras el espía de Ekaddar ha escuchado lo acontecido y sin que lo vean nuestros amigos parte a darle a darle parte a su amo. Cuando Ekaddar se entera:— ¿Con que un mago? ¡Están interfiriendo fuerzas superiores en este asunto, creo que tendré que pedir un poco de ayuda!

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