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Cuando concebí Los Pequeños Contactos sentí que tenía una gran obra entre manos. Estaba haciendo un experimento que se trataba de crear una historia a partir de un mensaje.

Así que hacía lo siguiente: leía sistemáticamente el libro El Arte De Amar seguro que cualquier frase ahí escrita sería un gran mensaje que transmitir a la gente. Me basaba en algo que escribió Octavio Paz de que el ensayo sintetiza las ideas y el arte hace perífrasis de éstas; entonces tomando el ensayo de Erich Fromm yo mediante el arte del cómic extendería sus conceptos para hacerlos accesibles a la gente.

Como les decía mi método era sistemático, tomaba una frase del libro y jugaba en mi mente como sería una historia que tuviera eso como mensaje. Así me topé con la sentencia de Fromm acerca de que la gente adulta rara vez ha madurado de acuerdo a su apariencia física, por el contrario viene arrastrando traumas desde la niñez los cuales presenta en actitudes que la sociedad ha aceptado irónicamente como signos de madurez; recordé entonces a Mauro Rodríguez y su concepto de madurez que es precisamente la capacidad que tenemos para resolver los problemas, el mismo Rodríguez habla de la creatividad de los niños y como jugar nos serviría para desarrollar una creatividad que nos ayudará precisamente a resolver los problemas.

Y así se dejaron venir todo tipo de ideas y conceptos en torno a lo importante de seguir siendo niños, de cómo tendemos a abandonar la infancia por vernos más adultos y como esta actitud tiende a ser infantil pero ya desde un punto de vista negativo.

Pensé entonces en unos adultos que de pronto vuelven a ser niños y que en tal trance descubren que son tan inmaduros como su aspecto muestra y que siempre lo han sido aun cuando parecían adultos.

Lo importante además era ir más lejos que las películas sabatinas en las que hay un cambio de cuerpo o transformaciones en una o varías personas para obtener un punto de vista diferente al ponerse los zapatos del otro.

Yo quería presentar una visión más profunda del individuo que sufre el cambio. Además siempre he querido que la historia no tenga final, que siempre continúe como las historias que de niño me han gustado.

Entonces imaginé que se trataba de un grupo de astronautas (en ese tiempo y aún ahora me fascinan los astronautas) que en un viaje caen en una especie de vórtice del tiempo que los transforma en niños, son niños entonces pero siguen teniendo aventuras espaciales; ah porque también quería que la historia fuera de aventuras.

Así que pensaba en las aventuras de estos astronautas cuando prendí la tele y vi un capítulo de los expedientes secretos x, el primero que veía de esta serie por cierto, y me parecieron los protagonistas algo prepotentes al amenazar a un testigo de avistamientos de ovnis, pensé pues que si no tuvieran sus credenciales del FBI ni quien los fumaría, que es más si parecieran niños no les harían el menor caso; sentí de nuevo que esa debería ser la forma que tendría que tener la historia, la de unos investigadores de ovnis que parecen niños.

Me di cuenta que la comedia era la mejor manera de exponer el asunto, además de que algo relacionado con ovnis sería también lo idóneo para explicar la transformación. Recordé el relato que había leído en la revista Duda sobre una pareja de esposos secuestrados por un ovni y decidí que igual era una pareja secuestrada solo que no eran esposos sino solo novios.

Por ese entonces se transmitía la serie de Luisa y Cark teniendo a Superman como personaje secundario y me pareció que eso era bueno así que en mi historia los extraterrestres serían menos relevantes que lo que acontecía con los convertidos en niños.

Por cierto que nunca me ha gustado llamarlos Los Pequeños Abducidos como sería lo más correcto y sí Los Pequeños Contactos porque al principio ellos sí tenían contacto con extraterrestres.

Es que antes la historia era tipo Transformers donde dos grupos de extraterrestres pelean por el destino del universo teniendo a la tierra de escenario, siendo unos buenos y otros malos, teniendo los buenos como aliados a unos jóvenes terrícolas.

Así los luctinitas eran un grupo de alienígenas pacifistas que tenían por regla no interferir en los asuntos de otros planetas sobre todo aquellos con los que no mantenían aún contacto y por ende vínculos diplomáticos; por otro lado los lirequianos solo deseaban conquistar cuanto mundo existiera y le tenían el ojo echado a la tierra; ambos grupos estaban en guerra.

Tenían también una particularidad importante los luctinitas parecían niños mientras que los lirequianos se veían como adultos, la razón de esto era que los lirequianos tratando de eliminar a los luctinitas para siempre habían esparcido un virus letal en su planeta pero hasta ellos se habían infectado; el virus afectaba a las personas a partir de la adolescencia por lo que los luctinitas decidieron que para que su especie continuara mediante ingeniería genética nacerían todos sus descendendientes y estos nunca llegarían a la adultez extendiendo para ello el ritmo de vida, es decir prolongarían su infancia; luego los lirequianos hicieron algo parecido solo que ellos se saltan la infancia, es decir que nacen adultos.

Nada más que los lirequianos no viven más, solo lo que les resta de acuerdo a su estado físico, entonces obsesionados con vivir más hacen experimentos con los habitantes de los planetas que exploran y andando en la tierra fueron Daniela y Andrés (Los Pequeños contactos) sus conejillos de indias consiguiendo solo rejuvenecerlos cosa que no les interesa; así nuestros amigos contactan con los luctinitas quienes no pueden hacer nada ya que desconocen los efectos de la genética en otras especies; aún así se alían para pelear con los lirequianos por si en una de esas le arrancan el secreto.

Cuando presente esta historia a un editor me dijo que no le entendía en absoluto lo cual fue un gran golpe. Entonces decidí simplificar más la historia, que los extraterrestres fuesen más omnipresentes, algo así como los Expedientes Secretos X, de hecho debía ser más parecida a la serie.

Otro cambio importante fue que ya no serían novios sino simplemente unos desconocidos que eran victimas de un secuestro alienígena, la nueva versión empezaría en el pasado cuando los protagonistas en verdad eran niños y entonces tenían su primer encuentro.

Sería un hecho traumante que sería borrado de sus memorias y así al reencontrarse años después ella como ingeniera industrial (que era en lo que trabajaba Andrés en la primer versión) y él como taxista; al final de este primer arco se descubriría que los padres de ambos ya se conocían y habían sido ellos los primeros secuestrados.

Además quería que los personajes fueran de psicologías diferentes algo totalmente contrastante, así que lo primero que pensé fue que ella fuera rica y él pobre, ella segura y él inseguro, ella una genio y él medio atarantado, mi modelo para ella fue Scarlett Ohara la de lo que El viento Se llevo y a él lo basé al principio en Pedro Infante pero terminó pareciéndose más a mí (no es que yo sea como Infante sino que me ha sido más fácil hacerlo reaccionar como lo haría yo, mientras que para la personalidad de Daniela solo me pongo a pensar con inteligencia).

Es entonces que tuve la oportunidad de publicar esta historia en El Heraldo De San Luis Potosí solo que me pedían cuatro páginas de cómic donde se presentara todo el asunto y que la historia se desarrollara en San Luis Potosí; así que comencé la historia con el encuentro de los personajes, Daniela estaba varada cerca de San Luis, Andrés pasaba por ahí con su taxi, ella lo abordaba y en el camino un ovni los secuestraba para al día siguiente despertar los dos convertidos en niños.

No quise seguir la trama que me había propuesto para así explorar nuevas posibilidades. Años después decidí escribir una versión novelizada para esto agregaba personajes nuevos como Raquel la amiga de Daniela, sin embargo no me decidía que tanto pulir el texto, es que no quería un estilo rebuscado pues la historia la considero que es para niños y tenía que ser contada lo más simple posible.

El arco giraría en torno a un secreto que sería revelado casi al final. Consistía precisamente en que los padres de Daniela y Andrés fueron secuestrados primero, que se conocieron en un grupo de ayuda a gente abducida o contactada, que se hicieron amigos y desarrollaron algo que los alienígenos insertaron en sus mentes, una especie de aparato que al encenderse causaban un tremendo efecto en los niños que quedaban todo catatónicos.

El miedo a lo que estaba pasando hizo que las dos parejas pelearán y que tomaran rumbos distintos. Pero años después se volverían a encontrar y a presenciar la venida de un ovni, los niños volvieron a entrar en su extraño estado y solo con la ayuda del profesor Reina fueron curados.

También el profesor se encargaría de hipnotizarlos para hacerlos olvidar el incidente, pero él sabía muy bien que los extraterrestres volverían a raptarlos y esperaba conocer los pormenores de tal suceso.

Así nuestros amigos crecieron sin recordar aquello que había ocurrido. La historia iniciaba cuando Daniela se enteraba de que el profesor Reina deseaba verla. Pese a lo extraño de la situación Daniela tomo rumbo a Cuernavaca.

Andrés también sería convocado pero eso no lo sabrían los lectores todavía, solo que ambos se encontrarían y que ella abordaría el taxi de él para regresar al DF. En el camino aparece el ovni y los saca de la carretera.

Al día siguiente ambos despiertan ya convertidos en niños. Entran en un estado de shock más después pactan ayudarse a descubrir que fue lo que les ocurrió para ver si es posible revertirlo.


Todo lo anterior fue extraido de mis notas, hay más detalles de como he manejado esta historia en mi imaginación pero hasta aquí lo dejamos por ahora, ya que ya tiene rato que se publicó en el periódico, solo espero que el próximo año se me haga publicar la nueva versión novelizada y entonces sí valdrá la pena que yo les hable de estas cosas.

Pedro.